Esto me llegó a mente al traducir vários fragmentos de la obra Midnight Robber (Nalo Hopkinson, 2001).
Hay que dejar que la palabra te monte para poder llevarla de un sistema lingüístico-cultural a otro. Es un acto de “posesión” lingüística-cultural, un trance en que el traductor se convierte en medium. Para lograr el “trans-”/trance, el traductor tiene que crear su esquema, su deseño, su vèvè. Se prepara con baños de palabras de sabiduria cultural. Me llegó esta idea porque Nalo Hopkison escribió una novela “montada,” un fenómeno que trato de elaborar en un trabajo. Entonces, como se trata de una novela montada, ¿qué otra cosa hace el traductor sino es entrar en el mismo proceso de trance?